La innovación desmotivadora

Se suele hablar del efecto motivador de la innovación en el seno de una empresa. Innovar, dicen (y digo) conlleva unos efectos muy positivos en «la moral de la tropa». Una innovación surgida desde dentro de la empresa, a raíz de escuchar a los empleados, que se sienten valorados; un procedimiento innovador que permite simplificar y reducir el esfuerzo dedicado a algunas tareas; o simplemente un producto o servicio prometedor que puede ayudar a reflotar una empresa, son algunos de los ejemplos más o menos obvios que pueden citarse.

Sin embargo no siempre es así. En ocasiones, y no pocas, una innovación produce efectos devastadores. O, mejor dicho, cuando la gestión del cambio no se realiza adecuadamente, las innovaciones en la empresa provocan, cuando menos, la desmoralización de los empleados.

Bob Esponja y los perritos crujientes

En el episodio titulado Perritos crujientes,  Bob Esponja (un clásico en este blog) inventa una salchicha con sabor a Burguer Cangreburguer, que causa sensación entre la clientela del Crustáceo Crujiente (¡una innovación!). Cangrejo los vende al doble de precio y todos se olvidan de las famosas Burguers. Todos menos Bob Esponja que, con Calamardo, intenta boicotear los Salchi-burguer.

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¿Por qué? La gestión del cambio. La idea surge del propio Bob Esponja, sí. Pero Bob Esponja no sólo es el empleado más valioso del Crustáceo Crujiente, sino que ama su trabajo y, más concretamente las famosas Burguer Cangreburguer. Bob Esponja no tarda en descubrir que su innovación (que, de hecho, parte como una simple diversión) va a terminar con el producto que ama y que es su vida. Y, para rematarla del todo, su jefe, el Señor Cangrejo, se deshace de la plancha para hacer burguers y la espátula de Bob (todo un icono, un símbolo para él). En lugar de eso, compra una moderna máquina para hacer perritos calientes. La desmotivación está servida.

¿Es errónea la decisión de olvidar las hamburguesas y dedicar el negocio a las nuevas Salchichas Crujientes? Por supuesto, es discutible aunque, en mi opinión, se trata de un error estratégico. Las hamburguesas son la esencia del negocio del Señor Cangrejo, por lo que es conocido (su core business). La apuesta estratégica del todo o nada es ciertamente muy arriesgada. En cualquier caso, y en lo que concierne al tema que nos ocupa, la gestión del cambio en esta situación es sencillamente lamentable.

¿Dónde está el fallo?

El Señor Cangrejo comete varios errores que, a estas alturas, deben resultar bastante obvios.

  • Todo se hace manu militari, sin sopesar los posibles contras
  • Falla la comunicación a Bob Esponja y Calamardo

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Además de lo anteriormente citado, Bob Esponja va a dejar de hacer lo que ha hecho toda su vida. Y eso de sacar a la gente de su zona de confort no siempre es bien visto. Lo que podría ser visto como un revulsivo ocasiona, no pocas veces, un rechazo frontal por parte de las partes implicadas. Como ejemplo ya tratado en este blog, pensemos en la adopción de las nuevas tecnologías en el aula, por parte de algunos docentes.

Conclusiones

Innovación y gestión del cambio deben ir de la mano. A las personas nos cuesta cambiar, y si vemos amenazada nuestra propia supervivencia, todavía más (recordemos el cuento de la osita Krispy). Ignorar este hecho, no tener en cuenta cómo se van a tomar los empleados la adopción de un producto, servicio o proceso innovador, conlleva el riesgo de que lo dinamiten. Desde dentro.

¿Alguna experiencia que compartir? ¡Gracias por comentar!

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18 comentarios

  1. Desde luego. Hay quienes piensan que innovar es hacer algo radicalmente distinto a lo que se ha hecho hasta la fecha, sin darse cuenta de que una de las claves del éxito es mantener una coherencia en todo lo que se hace.

    1. ¡Muy buen apunte, Francisco! ¡Coherencia! Esa es la clave.

      Y coherencia no significa que uno no pueda hacer cosas nuevas, sino que las hace según sus principios. El problema son los principios del Señor Cangrejo: Money, money, money. Y me temo que hay mucho Señor Cangrejo por ahí suelto.

      No por desmotivación de los empleados, pero mira en este artículo cómo algunos la han fastidiado al lanzar productos nuevos. Y, en algunos casos, por falta de coherencia: http://www.cookingideas.es/museo-productos-fracasados-20130314.html

      ¡Gracias por comentar!
      8)

  2. Muy acertado este artículo, y muy de acuerdo con todo lo que dices. En realidad la base de la resistencia a los cambios está en que los cambios anteriores casi siempre han sido perjudiciales para ls personas implicadas, he conocido muchos ejecutivos que cada cierto tiempo se le ocurre algo nuevo totalmente disruptivo y quieren que la gente cambie totalmente su forma de trabajar, y claro al segundo cambio perjudicial la gente va a intentar boicotear los siguientes con todas sus fuerzas, comprensiblemente.

    La clave está, como dices, en que sean cambios que vengan de dentro, o que incluso aun viniendo de fuera se cuente con la gente de dentro, no se trata de convencer, se trata de hacer lo mejor para la organización, y quienes mejor saben qué hacer son los que están dentro, desde arriba hasta abajo (una de las razones por las que no suelo recomendar cosas concretas a las organizaciones relacionadas con el negocio, ellos saben más que yo) y a veces las innovaciones que se plantean son perjudiciales para los trabajadores, en cuyo caso no se puede esperar de forma razonable su colaboración.

    Espero que excuses mi atrevimiento por dejarte un enlace en el que hablo del cambio en las organizaciones.

    http://www.metodosedona.com/2013/11/por-que-los-cambios-en-las.html

    1. ¡Excelente apunte y excelente artículo, Ana!

      Me permito compartirlo en InnoPasión 🙂

      Muchas veces el temor está «fundado». Cambios en la forma de trabajar, absorción/compra de otras empresas,… son cosas que a cualquiera nos haría temer incluso por la estabilidad de nuestro puesto de trabajo. Y no siempre son malas (algunas veces van en nuestro beneficio), pero sí es cierto que rara vez están bien comunicadas y gestionadas.

      Saludos,
      Ángel

      1. Totalmente de acuerdo Ángel, a veces el temor está fundado, pero muchas veces no, ese es el quid de la cuestión, que a veces sí son cambios beneficiosos pero los implicados no se fían, bien por experiencias negativas anteriores, o bien…porque duele. De hecho incluso cuando queremos hacer cambios que decidimos nosotros mismos tampoco es fácil, requiere más esfuerzo, y a veces no funciona.

        Gracias por compartir el artículo, por cierto. Y bueno veré si empiezo a ver Bob Esponja que parece que me estoy perdiendo cosas. Un abrazo

  3. Me encantan tus posts, pero lo de meter a Bob Esponja como caso digno de análisis ya me ha terminado de conquistar.
    Por otro lado, todo el que haya visto un par de episodios sabe que el seños Cangrejo no es precisamente el modelo de jefe a seguir…

    1. ¡Muchas gracias! No es por devolverte el piropo (lo digo de corazón), pero un comentario así viniendo de ti, con ese pedazo de blog, la verdad es que alegra el día. La frase con la que empiezas todos tus artículos («Bienvenidos de nuevo a Yentelman, el blog en el que aprenderéis inglés y, si os descuidáis, hasta español») es para enmarcarla (eso es imagen de marca y lo demás es broma).

      Bob Esponja me fascina. Estoy convencido de que más de uno de sus guionistas ha pasado por el mundo de la empresa, porque es mucho lo que se puede rascar ahí dentro. He hablado de varios episodios (algunos artículos son «clásicos» de este humilde blog). Mira en http://elmiracielos.com/tag/bob-esponja/

      Algún día Bob Esponja se estudiará en las escuelas de negocios 😀 (¡no caerá esa breva!) Yo, mientras tanto, voy aportando mi granito de arena.

      ¡Gracias por comentar! ¡Nos leemos!
      Ángel

      1. Por desgracia, te descubrí no hace mucho y no tengo demasiado tiempo para ponerme al día con tus artículos antiguos… Eso sí, me he suscrito para no perderme ni uno de los nuevos. Poca gente conozco de este nivel que de unas explicaciones tan amenas e ilustrativas. Hice un Master en Marketing y Comunicación el año pasado, y tus artículos son una excelente y divertida manera de mantenerme al día con respecto al mundo de la empresa, que al fin y al cabo no es mi campo y como la cabra siempre tira al monte…

        Muchas gracias por el piropo a tí también, pero por desgracia para mí, en el proceloso mar de los blogs de inglés cuesta mucho destacar. Cuando llegue a una cuarta parte de tus seguidores ya me daré por satisfecho XDDD

        1. ¡Muchas gracias por tus palabras! Si me dieran un euro cada vez que he pensado en abandonar este proyecto, ya sería multimillonario 🙂 Son palabras de apoyo como las tuyas las que me hacen seguir adelante en momentos de dudas.

          Por cierto, ¡felicidades por el primer aniversario (http://www.yentelman.com/yentelman-cumple-1-ano/), y muchas gracias por la mención! Espero que coseches muchos, muchísimos éxitos.

          Nos seguimos leyendo
          8)

  4. Hola Angel, coincido con Yentelman, eso de utilizar a Bob Esponja para ilustrar temas como la innovación y la gestión de los cambios ha sido magistral, me ha encantado el post. Treméndamente gráfico, efectivo e ingenioso.
    Un abrazo!

  5. Hola Ángel,
    mira que ahora voy a poner un ejemplo muy tonto. Muchas veces en sitios como Mercadona, que tienen muchas cosas de su marca, hacen cambios. Muchas veces voy allí y veo que me han cambiado lo que me gustaba. Me sabe mal, pero en el fondo pienso que si lo hacen es porque tendrán estudiado que es bueno hacerlo. Pero no dejo de preguntármelo: ¿Por qué?
    Un abrazo 🙂

    1. Hola Carolina,

      Al final somos números. Sucede lo mismo con las series de TV. Te puede gustar una mucho, pero si no llegan al share … te quedas con las ganas.

      Creo que para eso el pequeño comercio es mejor que las grandes cadenas. Si compras habitualmente algo y te conocen, traerán, aunque sea en menores cantidades. Todo está más personalizado.

      ¡Gracias por comentar!
      8)

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